Monday, October 16, 2017

Acoso sexual: a mí también me pasó.

Si todas las personas que alguna vez han sido sexualmente acosadas, hostigadas o abusadas, hablan de ello o simplemente dicen "a mí también me pasó", más gente podrá darse cuenta de la magnitud del problema.
Yo iba viajando en un autobús de carretera, de San Luis a Saltillo, cuando un tipo - quien por cierto, viajaba con su esposa y su hija bebé - se cambió de asiento para quedar más cerca de mí. Poco después empezó a tocarse, luego se sacó el miembro y se masturbó abiertamente.
Si hablamos de acoso o abuso sexual, entre las víctimas también hay hombres, no sólo mujeres. Y entre los abusadores también hay mujeres, no sólo hombres. Pero eso no niega la tendencia general de que las víctimas son *generalmente* mujeres, y los perpetradores son *generalmente* hombres, ambos en forma desproporcionada. Algo tiene que cambiar.
Tras varios minutos "lo único" que me atreví a hacer fue cambiarme de lugar. Y suerte que pude, porque en todo el autobús sólo había un lugar vacío lejos de él.
Y eso es parte del problema: yo dependí de la suerte bruta de poder alejarme de la situación, mientras que él pudo quedarse tan campante en su lugar, literal y metafóricamente hablando. Igualito les pasa a muchas en sus empleos, y no pueden alejarse a ninguna parte.
No podrán, mientras el mundo las siga viendo como "carne" y no como personas; como objetos sexuales puestos en el mundo para que otros se masturben.
Mi primera reacción fue de mucho miedo. Mi primer instinto fue: "¿y si intento decir o hacer algo, y él viene armado?"...
Y eso es parte del problema: que haberle visto el pene a un tipo en un autobús, podría haber sido "tan sólo el principio" de una larga lista de posibles violencias. Es México y todo puede pasar.
Tras mucho dudar denuncié ante Grupo Senda, cuando el autobús hizo una pausa en Matehuala. Lo que después pasó fue una gran dosis de absolutamente nada.
Y eso es parte del problema. No tengo que explicar por qué.
A veces me acuerdo y estoy tentada a pensar que "fui tonta". Me da por fantasear con ese momento de heroísmo que nunca fue, ese en donde yo le tomaba una foto ruidosa y luego la subía a Twitter entre risas histéricas, o le gritaba algo bien astuto como: "¡¿Así de chiquito lo tiene, SEÑOR?!... ¡Jajaja!".
Y eso es parte del problema: que yo soy la que siento "tipo culpa" por no haber hecho "algo chido". Él ni se ha de acordar. Seguro yo no fui la primera ni la última. La siguiente pudo ser una niña de siete años. La siguiente pudo ser su propia hija. Y si no se hubiera tratado de un autobús lleno a las tres de la tarde, la historia podría haber sido horrenda. Espero que nunca en ningún Universo, nadie le reproche a una niña violada el que no se convirtió de pronto en Batichica y no hizo "algo chido" como entrar a las patadas con alguien mucho más grande y fuerte.
Yo soy la que lo conserva en la mente, en mi archivo de recuerdos repulsivos; él no me tiene a mí en su mente. Tiene a la próxima infortunada que se le sentó cerca.
Dudé en publicar esto, porque me da por pensar que "bueno, eso ni fue nada", "me pudo ir mucho peor", "no me pasó nada". Y no, estrictamente hablando "no me pasó nada". No se lo conté a mis papás. Pensé: ¿para qué?
Y eso es parte del problema: que a mí me da pena publicar esto, y a él no le dio pena masturbarse en público. Quién sabe cuáles pequeñísimos cambios en el contexto, le habrían hecho sentirse animado a ir por más. Yo soy la que se pone a analizar si "hubo un daño real", o qué tanto fue tantito. ¿Fue acoso, hostigamiento o qué fue? ¿Haber estado diez centímetros más cerca de mí, ya habría calificado como "daño"? ¿Eyacularme encima ya habría sido claramente "hostigamiento"? (les ha pasado a muchas en el Metro). ¿Tocarme la pierna habría sido acoso?... Yo analizo todo esto y él no analiza nada, no hace falta porque para él esto no es nada. Mi instinto es minimizarlo y callarme, y buscar las maneras en que "no fue nada". El instinto de él es masturbarse en público cuando siente que "puede".
Yo me sentí vulnerable, asqueada y sumamente incómoda. Él probablemente se sentía "bien", lo que sea que eso signifique. Habrá muchos que minimicen lo que me pasó (no se molesten: mi propia mente ya lucha por minimizarlo, en un arranque de dignidad); o habrá quien le pase por la cabeza el absurdo de que éso "fue un cumplido". Y ESO es parte del jodido problema. Yo no disfruté que un tipo se masturbara junto a mí: me recordó que soy vulnerable.
Ése es el problema. Yo vivo con miedo de que me violen. El miedo no me detiene de vivir mi vida, pero existe. Él, y otros hombres, podrán vivir con otros miedos muy legítimos, pero no creo que muchos compartan éste en específico. Es JUSTO el problema del que estamos hablando.
Dudé en publicar esto, porque me dio por pensar que yo "tuve suerte" de que me pasó "ya grande". Que a nadie le quepa la MENOR duda de que esto mismo les pasa a niñas de cinco años, de ocho, de trece.
Y eso es parte del problema: que a casi todas las mujeres que tú conoces, les ha pasado, y es más, a muchos hombres también. No te lo dicen, por vergüenza o miedo o asco, por no perder su reputación o empleo o cualquier otra cosa a la que se estén aferrando. Y eso es parte del problema.
Si tienes una hija, la pregunta no es "si un acoso sexual le irá a suceder o no". La pregunta es "cuándo le va a suceder". Es muy jodido que yo me considere "afortunada" porque "sólo" me pasó eso; y porque no me pasó "sino hasta que" yo ya era una adulta bajo cualquier definición existente. Tienen menos "suerte" las que les pasa a los siete. Tienen menos "suerte" las y los que sí son tocados o violados, y que nunca vuelven a ser los mismos; y que encima de todo, tienen que bancarse el desprecio de una sociedad jodida que sólo les sabe decir "pues tú te lo buscaste... Aunque sea un poquito, ¿no? ¿No te gustó toda esa atención?"

Ya no sigamos fingiendo: aquí tenemos un problema cultural enorme. Y publico esto, por si al menos una víctima, mujer u hombre, lo ve y dice: "vaya, no nada más me pasó a mí".









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