... Y Obama ya prohibió la tortura, anunció el cierre de Guantánamo y se echó encima ni más ni menos que al viejo Papa Razzi, por eliminar la Ley que prohibía dar fondos a clínicas que practicaran abortos. Madre mía de mi alma, éste hombre viene rápido y viene fuerte.
Por eso y mucho más, (como por ejemplo, sus discursos), Obama decididamente es mi crush político de hoy, yes, sir.
Justo hace unos días pensaba, al ver a todas ésas enormes masas congregadas en torno al mesías de principios de siglo; que toda ésta situación Obama me da un poco de miedo. Las expectativas creadas en torno a él son enormes. Son inmensas, descomunales. Pocos son ahora los que mantienen el piso y se dan cuenta de que Obama no es Dios, o que no lo esperan todo de él. Ése tipo de alturas; de ser colocado, voluntaria o involuntariamente, en un pedestal altisisisisísimo, traen siempre el riesgo de una caída igualmente catastrófica. Es horrorosamente difícil sobrevivir a tan altas expectativas: me viene a la mente un ejemplo ñoño y estúpido, pero válido (creo); recuerden tan sólo a Star Wars que no pudo sobrevivir a cuarenta años de altas expectativas y al final no le dio gusto a casi ningún fan hardcorero con la trilogía de precuelas. Los fanboys son tema aparte.
En México, tan sólo debemos recordar cómo nos decepcionamos ya de Fox y del Peje en sus respectivos momentos.
No caigas, Obama, porque caerías desde DEMASIADO alto.
¡Sigue con trancazos como éstos!...
Al mundo ya le urgían.
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